PONENCIAS
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otro lado, con la participación de éste en la
toma de decisiones, lo cual implica el empo-
deramiento del participante para que motori-
ce su propio proceso de transformación y de
aprendizaje y, con ello, potencialice su capa-
cidad de intervención social.
Afortunadamente, el país ha ido constru-
yendo todo un marco normativo y de políticas
bastante favorables en el ámbito educativo.
Son por todos/as conocidos los esfuerzos
desplegados en la década de los 90 para la
concepción del primer Plan Decenal de Edu-
cación, que implicó el desarrollo de impor-
tantes áreas como la transformación curri-
cular, la profesionalización de los maestros
en servicio, la concepción y aprobación de
la Ley General de Educación y el conjunto
de políticas orientadas a la ampliación de la
cobertura escolar y de dignificación del ma-
gisterio nacional. El Plan Decenal de Educa-
ción 2008-2018 (en proceso de ejecución) se
inscribe como una continuación de las líneas
políticas de ese Plan Decenal.
La Constitución de la República Dominica-
na dedica el artículo 63 a la declaración sobre
el derecho a la educación de los dominicanos
y dominicanas. En éste se postula que:
“Toda
persona tiene derecho a una educación inte-
gral, de calidad, permanente, en igualdad de
condiciones y oportunidades, sin más limita-
ciones que las derivadas de sus aptitudes, vo-
cación y aspiraciones”
(Asamblea Nacional de
la República Dominicana, 2010). Este precep-
to general es desglosado en trece postulados,
entre los que se destaca que
“La educación
tiene por objetivo la formación integral del
ser humano a lo largo de toda la vida y debe
orientarse hacia el desarrollo de su potencial
creativo y de sus valores éticos. Busca el ac-
ceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica
y a los demás bienes y valores de la cultura”
.
Por su parte, la Ley de Estrategia Nacio-
nal de Desarrollo 2010-2030, en su artículo
8, proclama como segundo eje estratégico
de desarrollo la conquista de
“[u]na sociedad
con igualdad de derechos y oportunidades,
en la que toda la población tiene garantizada
educación, salud, vivienda digna y servicios
básicos de calidad, y que promueve la reduc-
ción progresiva de la pobreza y la desigual-
dad social y territorial”.
Para ello se propone,
entre otros objetivos, el logro de una
“educa-
ción de calidad para todos y todas”
y de una
“cultura e identidad nacional en un mundo
global”
y
“fomentar una cultura de investi-
gación y desarrollo de la creatividad desde la
enseñanza básica y media”
(Ley de Estrategia
Nacional de Desarrollo de la República Domi-
nicana 2030, artículos 8 y 23).
La concreción del derecho a una educa-
ción integral, de calidad, como demandan
la Constitución Dominicana y la Estrategia
Nacional de Desarrollo, ha de cimentarse
sobre la base del acceso al conocimiento, a
la ciencia, a la técnica y a los demás bienes
y valores de la cultura, como también del
incentivo a la investigación científica y a la
innovación tecnológica que favorezcan el
desarrollo sostenible, el bienestar humano y
el acceso universal a la información, para lo
que demandan a los centros educativos que
incorporen el conocimiento y la aplicación
de las nuevas tecnologías y de sus innova-
ciones. Como se advierte, es bastante largo
el trecho que separa esta visión y misión del
Estado, con respecto a lo postulado en la
Constitución de 1966 y sus arreglos.
El proceso formativo de los y las estu-
diantes consiste en convertir a éstos en
“su-
jetos”
, en individuos con capacidad para
tomar iniciativas por cuenta propia, trabajar
en forma independiente y elegir marcos de
referencia apropiados en su trabajo profe-
sional. En pocas palabras, los y las estudian-