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FaCEtas Educativas
medios de que la naturaleza se ha valido para
organizar el entendimiento humano y para di-
rigirlo en busca y adquisición de nociones y co-
nocimientos“ (Hostos, 1991, p. 60).
Para este filósofo “los conocimientos que han
de transmitirse corresponden a grupos de cien-
cias….” y “como esos grupos de ciencias corres-
ponden a una clasificación de los conocimientos
humanos o de las ciencias …” (Ibídem), la peda-
gogía que se ha de transmitir corresponde según
los grupos de conocimientos o clasificación de las
ciencias. Hostos elige la clasificación comtiana de
las ciencias, porque percibe en esta “precisión, ri-
gurosidad y resultados prácticos” (Ibíd., p. 61).
Para Hostos, el educador tiene el deber de sa-
ber “que la razón es organización completa, un
verdadero organismo, cuyas partes todas están ín-
timamente relacionadas entre sí. No sabiendo esto
se expondrá continuamente a que el conocimien-
to que transmite no sea trasmitido en realidad…”
(Ibídem).
Hostos concibe el objeto capital de la peda-
gogía como: “educar la razón según la ley de la
razón”. De manera que el educador tiene que co-
nocer las “facultades y funciones de la razón para
poder contribuir a su desarrollo…” (Ibídem).
La pedagogía debe acogerse a las leyes natu-
rales de la razón, “ya que el organismo racional es
una resultante de las facultades y operaciones del
entendimiento que constituyen reunidas la capa-
cidad de funcionar y las funciones del organismo-
razón…” (Ibídem).
Educar la razón, a juicio de Hostos, requiere te-
ner en cuenta “… que su modo de crecer es inva-
riable, cuando formada, es independiente.” (Ibíd.,
p. 62).
“Educar la razón es hacer lo que el buen culti-
vador hace con las plantas que cultiva: penetrar
en el fondo o medio en que la planta arraiga;
facilitar el esparcimiento de las raíces de la
planta; proporcionarle un terreno que tenga las
condiciones que han de favorecerla facilitándo-
le luz, calor, aire y agua; tratar de que el tallo o
tronco crezca recto, evitarle cambios violentos
de temperatura, y cuando ya esté formada y
esté fuerte, abandonarla a su libre desarrollo.
Así próximamente se educa la razón: teniendo
en cuenta que su modo de crecer es invariable,
y que su modo de desarrollarse, cuando forma-
da, es independiente” (Ibídem).
Todo conocimiento objetivo, para Hostos, es el
punto de referencia para la ciencia de la pedagogía
y es necesario tener presente que:
La razón no inventa nada: no hace más que
descubrir las relaciones de las cosas inmate-
riales que le manifiesta la conciencia. Natural-
mente, debe haber facultades intelectuales que
conozcan directamente lo que le comuniquen
los sentidos, y facultades intelectuales que ana-
licen lo que directamente percibe la conciencia,
además habrá facultades en contacto inmedia-
to con los sentidos y facultades inmediatas en
relación con la conciencia… (Ibídem).
El maestro debe atenerse al principio constan-
te del orden en que se desarrollen las facultades
de la razón. Ya que según la concepción episte-
mológica positivista de Hostos, “la naturaleza si-
gue un método” (Ibídem), en la organización del
entendimiento humano…” a ese método hay que
atenerse cuando se trata de comunicar el conoci-
miento…” (Ibíd., pp. 62-63).
Hostos hace la observación de que no obs-
tante la naturaleza sigue un orden invariable, en
su concepción positivista, existen diversas formas
particulares de entender y explicar dicho orden y
es ahí donde se fundan los diversos sistemas pe-
dagógicos.
Pero si es verdad que la naturaleza ha seguido
un método y ese es el método que debe seguir
todo el que enseña, no es menos verdad que en
la aplicación de ese método caben opiniones
particulares, o lo que es lo mismo, modos par-
ticulares de concebir e interpretar el propósito
de la naturaleza. En ese modo particular de
interpretar la naturaleza de la razón humana es
en lo que se fundan los sistemas de pedagogía.