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FaCEtas Educativas
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Epistemología, lógica y ciencia
de la pedagogía en
Eugenio María de Hostos
Juan Francisco Viloria Santos
El positivismo como concepción epistemológi-
ca, lógica y metodológica es la base del pensamien-
to filosófico, científico y pedagógico de Eugenio
María de Hostos. Es el resultado de la maduración
del pensamiento moderno e ilustrado que se inicia
en el siglo XVII con las obras de los empiristas in-
gleses, específicamente con Francis Bacon y su No-
vum Organum y con los racionalistas de la Europa
continental, de manera especial con René Descar-
tes y su obra El Discurso del Método; extendiéndo-
se estas concepciones empiristas y racionalistas a
la Ilustración del siglo XVIII, las cuales –en términos
de ideas filosóficas y científicas– fueron unificadas
y superadas por Inmanuel Kant, sobre todo con su
Crítica de la Razón Pura. Este autor será referencia
para positivistas y antipositivistas del siglo XIX.
El positivismo europeo es hijo de varias tradi-
ciones y autores diferentes, además de diversos
procesos sociales. A grandes rasgos, podría decirse
que el desarrollo de las ciencias naturales durante
los siglos XVII y XVIII, así como el auge del empiris-
mo británico y, en general, del proyecto cartesiano
moderno de una Mathesis Universalis, condujo a
algunos filósofos modernos a la convicción de que
finalmente habíamos desterrado la época del mito
y la superstición, representados por la metafísica y
la teología, para acceder a la época de la suprema-
cía de la ciencia, del discurso riguroso y legítimo,
así como de un sostenido progreso hacia una ma-
yor racionalidad en la vida social.
En el siglo XVIII, como consecuencia de la in-
fluencia de Hume, Kant había planteado como
uno de los problemas centrales de la Crítica de la
Razón Pura la pregunta por la demarcación entre
el discurso legítimo y el que no lo es, entre ciencia
y superchería, entre el uso de la razón que puede
proporcionar conocimiento y el abuso de la razón
producto del intentar comprender aquello que está
más allá de las posibilidades de la razón humana.
Por ello, una de las preguntas principales en la
Crítica de la Razón Pura es si la metafísica puede
ser una forma de conocimiento, lo cual a juicio de
Kant equivale a preguntar si esta puede ser con-
ducida por el seguro camino de la ciencia. (Pérez-
Wight, 2005; p. 45).
El positivismo de Augusto Comte, el organi-
cismo de Herbert Spencer y el empirismo de John
Stuart Mill están presentes como concepción epis-
temológica en Tratados de Lógica, de Hostos. El
positivismo comtiano se fundamenta en la tesis
central de que todo conocimiento se basa o pro-
cede de la naturaleza, de la experiencia de los he-
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FaCEtas Educativas
chos, de que la ciencia consta de relaciones causa-
les, regularidades, principios y leyes naturales.
De manera que el conocimiento científico pro-
cede de la experiencia y razonamiento de las regu-
laridades que se producen en la realidad natural.
Para Comte, el conocimiento científico tiene como
fuente la realidad fáctica. Dicha realidad puede co-
nocerse de manera estática y de manera dinámica.
De ahí los conceptos de orden y progreso, toma-
dos del ámbito de las ciencias naturales, de mane-
ra específica de la física, que Comte propone para
el estudio de la sociedad a través de la sociología
como ciencia general. “…Las características más
notables del positivismo europeo fueron su mo-
nismo epistemológico y ontológico, tanto como su
concepción del progreso asociado al orden social.”
(Pérez-Wight, 2005; p. 49).
En el caso de Latinoamérica, la mayor influen-
cia del positivismo europeo estuvo en las nociones
de orden y progreso: “…las nociones de orden y
progreso, más que los temas epistemológicos y on-
tológicos, fueron los que influyeron en el positivis-
mo latinoamericano.” (Pérez-Wight, 2005; p. 49)
En el caso de Hostos, con su “Tratados de Lógi-
ca” y su concepción epistemológica y metodológi-
ca de la ciencia y, de manera especial, de la ciencia
de la pedagogía, se revela una preocupación por
los problemas epistemológicos, lógicos y metodo-
lógicos como fundamento de la ciencia de la pe-
dagogía y de una visión científica de la sociedad,
colocándose como un pensador de alta capacidad
teórica y como quien introduce en el ámbito de la
República Dominicana del siglo XIX una concep-
ción científica fundamentada en la epistemología
positivista.
Hostos y su Tratados de Lógica
Con su lógica, Hostos persigue fundamentar
su concepción epistemológica de la ciencia y de
la metodología de investigación y de manera par-
ticular crear la base para una ciencia pedagógica,
a partir de la idea del modo natural de funciona-
miento del entendimiento humano. En ese sen-
tido, Hostos busca con su lógica “Hacer del arte
o ciencia del pensar un mero aprendizaje de los
modos naturales de funcionar el entendimiento
humano…” (Moreta, 2014; p. 282).
Afirma el autor en cuestión que la lógica “…
podría servir para mucho si se enseñara a usar re-
flexiva y funcionalmente, así a la adquisición de los
conocimientos, como a la construcción de las cien-
cias de cualesquiera sistemas de conocimientos”
(Ibídem).
Hostos inicia su Tratados de Lógica discutiendo
el concepto de filosofía. Sostiene la idea de que
la definición de filosofía (la tradicional) cambió
con Francis Bacon, quien “explicó el método ex-
perimental y lo recomendó para el estudio de los
hechos y fenómenos (hechos correlacionados por
la misma causa) que se manifiestan con la realidad
física” (Ibíd., p. 286).
Para él, la filosofía en esa coyuntura de finales
del siglo XIX, “…ya no estudia las causas primeras,
sino las correlaciones de las causas y los efectos…
De manera que ahora la filosofía se funda en el
estudio de las ciencias positivas” (Ibíd., p. 287).
Según Hostos, el orden natural del origen de
la ciencia sigue: el sentir, querer y pensar, dando
como resultado la estética, la ética y la lógica. “En
consecuencia, el estudio de las funciones psíquicas
debería empezar por la estética, seguir por la ética
y acabar por la lógica” (Ibíd., p. 290). No obstante,
Hostos propone seguir un orden que inicie por el
pensar:
Porque si es cierto que el desarrollo de las fuer-
zas psíquicas o mentales corresponde al orden
que va de lo simple a lo menos simple, y el
sentir y el querer son actividades más simples
que el pensar, no es menos cierto que el pen-
sar comprende, domina y dirige el sentir y el
querer. De ese modo, hay que pensar lo que
se siente y se quiere, hay que tratar de saber
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cómo y por qué se siente y se quiere, y eso no
se puede hacer sino pensando, sabiendo pen-
sar y sabiendo cómo se piensa, ya que el saber
por qué se piensa es aún más oscuro… (Ibíd.,
pp. 290-291).
En consecuencia, el orden propuesto por Hos-
tos es el pensar, el sentir y el querer, la lógica, la
estética y la ética, como orden del conocimiento
que siguen las fuerzas psíquicas.
Ahora bien, las llamadas ciencias del alma y de
la mente por Hostos están precedidas de la psico-
logía, “…la cual es el fundamento de la lógica y de
las otras dos” (Ibíd., p. 291). De manera que “…
la ciencia fundamental, o psicología, es la ciencia
general que contiene los principios y fundamentos,
mientras que la lógica, estética y ética son ciencias
aplicadas, que se fundan en los principios genera-
les establecidos por la psicología” (Ibídem).
Para Hostos, la psicología es fundamento de la
lógica porque:
(...) siendo la ciencia que trata de conocer las
fuerzas y fenómenos, la actividad o hechos que
llamamos mente o alma, necesariamente con-
tiene los principios en que ha de apoyarse el
entendimiento para conocer los modos y me-
dios de llegar a la verdad. (Ibíd., p. 292)
Hostos considera que la verdad es una nece-
sidad y función de la razón humana, en conse-
cuencia, para conocer los procedimientos lógicos
en la búsqueda de la verdad, “…hay que conocer
previamente el órgano encargado de esa función”
(Ibídem).
Y sigue argumentado que
(…) como el órgano encargado de producir
la ecuación entre la realidad y la idea, que es
lo que llamados verdad, es la razón, entendi-
miento o inteligencia, también es obvio que,
para conocer las funciones de la razón, hay que
conocer la razón, que es el órgano en donde
esas funciones se efectúan, y la razón como la
sensibilidad y la voluntad, son actividades es-
peciales del alma humana, cuyo todo estudia la
psicología (Ibídem).
Hostos también deja claro que la psicología es
el fundamento de la estética y de la ética, además
de la lógica.
Operaciones de la función
intelectual
Para Hostos, la función de la mente en general
se apoya en cuatro funciones particulares que son:
intuición, inducción, deducción y sistematización.
Cada función tiene un conjunto de operacio-
nes, a saber:
1. Operaciones de la intuición: sensación,
percepción, memoria, imaginación, com-
paración y atención.
2. Operaciones de la inducción: observación,
comparación, distinción, experimentación,
análisis y clasificación.
3. Operaciones de la deducción: observación,
analogía y síntesis.
4. Operaciones de la sistematización: gene-
ralización, especificación, ordenación de
las partes y ordenación del todo de cono-
cimiento.
El conocimiento es el resultado general del
funcionar y operar del entendimiento. Cada fun-
ción particular da un resultado peculiar a ella, en
ese sentido: a) la operación de intuición da el con-
cepto o noción o idea general; b) la operación de
inducción da el principio, ley o verdad general;
c) la operación de deducción da la verdad concre-
ta y d) la operación de sistematización da la verdad
organizada o ciencia.
Estas funciones y sus operaciones siguen un
orden jerárquico y acumulativo hasta alcanzar el
conocimiento científico. De ahí que se convierten
en esta concepción epistemológica, lógica y meto-
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FaCEtas Educativas
dológica positivista en la base para la producción
de conocimiento científico y de una ciencia de la
pedagogía científica.
Hostos observa que los demás órganos de la
mente, como la sensibilidad y la voluntad, también
tienen sus propias funciones y operaciones de la
mente, los cuales también hay que tomarlos en
cuenta en la ciencia de la pedagogía.
Para Hostos, “los antecedentes psicológicos
son indispensables para el estudio de la lógica,
que no es una ciencia sino cuando se funda en el
conocimiento experimental del entendimiento, tal
como la psicología experimental lo proporciona”.
(Ibídem).
De manera que en la concepción epistemoló-
gica positivista asumida por Hostos, la lógica como
arte de pensar, para hacer ciencia, requiere del ex-
perimento, el cual tiene su base en la psicología.
Es evidente que se trata de una concepción epis-
temológica que tiene sus antecedentes en el em-
pirismo inglés que va desde Francis Bacon y John
Locke hasta David Hume, Herbert Spencer y John
Stuart Mill, así como en el positivismo de Augusto
Comte, dado que para la epistemología empiris-
ta todo conocimiento se genera en la experiencia
como fuente y sigue un orden inductivo que va de
los hechos y fenómenos observados a los princi-
pios generales; de las causas relacionadas a la ley;
en fin, de las observaciones de eventos a la hipó-
tesis general.
En esta lógica positivista enseñada por Hostos,
el punto de partida es saber qué es el entendimien-
to y cuáles son sus funciones y operaciones. Para
Hostos, el “entendimiento es una fuerza o mani-
festación de la vida que radica, o por lo menos, se
centraliza en el cerebro.” (Ibíd., p. 297).
Hostos está en el camino que recorrerá la psi-
cología experimental o científica, que hoy tiene su
base en la neurociencia y, de manera específica, en
la neuropsicología.
Para Hostos, la lógica como ciencia del enten-
dimiento o razonamiento se fundamenta en tres
principios:
1ro. (…) El entendimiento es una fuerza, la ló-
gica será una ciencia natural, concreta y expe-
rimental. Será una especie de física del alma.
Estará basada, en consecuencia, en el principio
general de las ciencias naturales: la verdad está
en la realidad, nada más que en la realidad, y la
realidad no es lo ideado por el hombre, sino lo
efectuado por la naturaleza (Ibídem).
2do. La definición de la lógica está en el carác-
ter de su fuerza, la fuerza intelectual tiende al
conocimiento, como una necesidad a su satis-
facción (Ibídem).
De manera que las funciones del entendimien-
to son actividades de fuerza y el estudio de esas
actividades determina el objeto de la lógica como
ciencia.
3ro. “El medio de llegar a la verdad es conocer
la realidad” (Ibíd., p. 282).
De ahí que, según la concepción epistemoló-
gica asumida por Hostos, para llegar a la verdad
del objeto de la lógica es necesario conocer las
funciones y operaciones de la mente, las cuales se
producen en el cerebro.
Hostos sintetiza estas ideas diciendo: “…pri-
mero, la lógica enseña a conocer el entendimiento;
segundo, que enseña a pesar puesto que nos des-
cribe, analiza y detalla las funciones del entendi-
miento; tercero, que nos enseña los métodos para
llegar a la verdad” (Ibíd., p. 298).
Él hace una distinción entre lógica teórica y
lógica aplicada. La primera establece sus princi-
pios y, la segunda, enseña a aplicar y a mostrar
la aplicación de sus principios en la ciencia y en la
vida. En consecuencia, la lógica teórica establece
los principios que guían el proceso de conocimien-
to, los métodos; la lógica aplicada se orienta a las
operaciones y procesos concretos en cada ciencia.
Es así que la concepción lógica y epistemológica
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contenida en Tratados de Lógica de Hostos es la
base de su Ciencia de la Pedagogía.
Hostos sitúa su Tratados de Lógica en lo que
él llama “la nueva lógica, iniciada por Francis Ba-
con, la cual es a la vez lógica inductiva y lógica de-
ductiva” (Ibíd., p. 299). De manera específica, sus
lecciones tienen como referencia a Alejandro Bain,
filósofo inglés contemporáneo suyo.
Definición de lógica
Hostos define la lógica como: “lo que sirve para
encaminar la razón a la verdad” (Ibíd., p. 300).
La lógica en la concepción epistemológica po-
sitivista seguida por Hostos es un modo natural de
las facultades intelectuales de la mente o la razón,
es también arte o ciencia. Afirma Hostos “antes
que ciencia o arte la lógica es un modo natural de
operar que tienen las facultades intelectuales, en
cuya virtud la razón se encamina instintivamente a
la verdad” (Ibíd., p. 303).
Realidad, verdad y conocimiento
Realidad, verdad y conocimiento forman un
todo, que sigue un orden natural en el sentido ma-
nejado por Hostos en su Tratados de Lógica. Di-
cho orden natural expresa una cadena causal de
relaciones de consecuencias: realidad verdad
conocimiento.
Para Hostos: “Fuera de la realidad no hay ver-
dad. Fuera de la verdad no hay conocimiento.”
(Ibíd., p. 302).
La verdad para Hostos se puede definir de tres
modos:
1ro. “Verdad es lo que hay en el fondo de la
realidad”
2do. “Es la causa de la realidad”
3ro. “Es la razón o explicación de la realidad”
(Ibíd., p. 301).
Para el filósofo y pensador antillano, “la reali-
dad es toda cosa, tal cual es, o conjunto de cosas
y objetos con las propiedades, condiciones y ca-
racteres con que se nos presenta la percepción de
los sentidos, o la percepción de la razón” (Ibídem).
En el sentido positivista empirista dado a la
realidad por Hostos, la misma existe como objeto
o conjunto de objetos y debe ser percIbída por los
sentidos, o por la razón. Es, en consecuencia, reali-
dad sensible y realidad captada por la razón.
Hostos presenta seis principios requeridos para
la enseñanza, los cuales considera como necesa-
rios para aplicar el arte de la pedagogía científica:
1° Es necesario preestablecer los conocimientos
que han de comunicarse, teniendo en cuenta
las condiciones naturales de la razón humana,
las diversas edades de los educandos, su de-
sarrollo mental y corporal, la clase de conoci-
mientos que este desarrollo permite y la calidad
de los que aquellos hayan recIbído.
2° Es necesario estudiar y conocer las funciones
y actividades de la razón hasta saber si hay en
ella un orden a qué atenerse, y del cual no pue-
da ni deba prescindirse en la enseñanza.
3° Es necesario seguir el orden natural de la
razón, el orden de su desarrollo, el orden de su
operar y funcionar.
4° Es necesario seguir un método, no arbi-
trario, sino concorde con el plan mismo de la
naturaleza, al disponer que la razón humana
perciba los conocimientos, no de pronto, sino
siguiendo la aplicación sucesiva de sus varias
facultades a los objetos de conocimiento que
se le presentan.
5° Es necesario, además de seguir el método
que la misma naturaleza sigue en su modo de
desarrollar la inteligencia, prefijarse un sistema.
6° Es necesario desarrollar el método natural
de la razón y el sistema bajo el cual se ha con-
cebido ese método natural, en modos, medios
o métodos particulares que son y deben ser en
realidad los recursos prácticos a que se apele
para aplicar el sistema filosófico que se haya
concebido y para exponer y explanar el méto-
do natural, o lo que tanto vale, el conjunto de
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FaCEtas Educativas
medios de que la naturaleza se ha valido para
organizar el entendimiento humano y para di-
rigirlo en busca y adquisición de nociones y co-
nocimientos“ (Hostos, 1991, p. 60).
Para este filósofo “los conocimientos que han
de transmitirse corresponden a grupos de cien-
cias….” y “como esos grupos de ciencias corres-
ponden a una clasificación de los conocimientos
humanos o de las ciencias …” (Ibídem), la peda-
gogía que se ha de transmitir corresponde según
los grupos de conocimientos o clasificación de las
ciencias. Hostos elige la clasificación comtiana de
las ciencias, porque percibe en esta “precisión, ri-
gurosidad y resultados prácticos” (Ibíd., p. 61).
Para Hostos, el educador tiene el deber de sa-
ber “que la razón es organización completa, un
verdadero organismo, cuyas partes todas están ín-
timamente relacionadas entre sí. No sabiendo esto
se expondrá continuamente a que el conocimien-
to que transmite no sea trasmitido en realidad…”
(Ibídem).
Hostos concibe el objeto capital de la peda-
gogía como: “educar la razón según la ley de la
razón”. De manera que el educador tiene que co-
nocer las “facultades y funciones de la razón para
poder contribuir a su desarrollo…” (Ibídem).
La pedagogía debe acogerse a las leyes natu-
rales de la razón, “ya que el organismo racional es
una resultante de las facultades y operaciones del
entendimiento que constituyen reunidas la capa-
cidad de funcionar y las funciones del organismo-
razón…” (Ibídem).
Educar la razón, a juicio de Hostos, requiere te-
ner en cuenta “… que su modo de crecer es inva-
riable, cuando formada, es independiente.” (Ibíd.,
p. 62).
“Educar la razón es hacer lo que el buen culti-
vador hace con las plantas que cultiva: penetrar
en el fondo o medio en que la planta arraiga;
facilitar el esparcimiento de las raíces de la
planta; proporcionarle un terreno que tenga las
condiciones que han de favorecerla facilitándo-
le luz, calor, aire y agua; tratar de que el tallo o
tronco crezca recto, evitarle cambios violentos
de temperatura, y cuando ya esté formada y
esté fuerte, abandonarla a su libre desarrollo.
Así próximamente se educa la razón: teniendo
en cuenta que su modo de crecer es invariable,
y que su modo de desarrollarse, cuando forma-
da, es independiente” (Ibídem).
Todo conocimiento objetivo, para Hostos, es el
punto de referencia para la ciencia de la pedagogía
y es necesario tener presente que:
La razón no inventa nada: no hace más que
descubrir las relaciones de las cosas inmate-
riales que le manifiesta la conciencia. Natural-
mente, debe haber facultades intelectuales que
conozcan directamente lo que le comuniquen
los sentidos, y facultades intelectuales que ana-
licen lo que directamente percibe la conciencia,
además habrá facultades en contacto inmedia-
to con los sentidos y facultades inmediatas en
relación con la conciencia… (Ibídem).
El maestro debe atenerse al principio constan-
te del orden en que se desarrollen las facultades
de la razón. Ya que según la concepción episte-
mológica positivista de Hostos, “la naturaleza si-
gue un método” (Ibídem), en la organización del
entendimiento humano…” a ese método hay que
atenerse cuando se trata de comunicar el conoci-
miento…” (Ibíd., pp. 62-63).
Hostos hace la observación de que no obs-
tante la naturaleza sigue un orden invariable, en
su concepción positivista, existen diversas formas
particulares de entender y explicar dicho orden y
es ahí donde se fundan los diversos sistemas pe-
dagógicos.
Pero si es verdad que la naturaleza ha seguido
un método y ese es el método que debe seguir
todo el que enseña, no es menos verdad que en
la aplicación de ese método caben opiniones
particulares, o lo que es lo mismo, modos par-
ticulares de concebir e interpretar el propósito
de la naturaleza. En ese modo particular de
interpretar la naturaleza de la razón humana es
en lo que se fundan los sistemas de pedagogía.
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De modo que los sistemas en pedagogía son
las opiniones racionales, fundadas, ordenadas
y dispuestas en serie, por cuyo medio han creí-
do los grandes maestros de la humanidad que
se podía y debía interpretar el método seguido
por la naturaleza y trasmitir a otros el cono-
cimiento de verdades generales o particulares.
Esto quiere decir que no siendo positivo que
pensadores diversos hayan pensado lo mismo
acerca del orden intelectual, aunque todos ha-
yan reconocido la realidad de ese orden, lo han
interpretado de diverso modo, y ese diverso
modo de interpretarlo es lo que constituye el
sistema de cada uno de ellos (Ibíd., p. 63).
Hostos sintetiza su exposición de la manera si-
guiente:
“Acabamos de ver que enseñar es educar la ra-
zón, educar la razón es conducirla y guiarla en
su desarrollo. En otros términos: hemos visto
que la razón, aunque tiene modos propios y
naturales de desarrollarse, es como la planta,
que se desarrolla mejor cuando el agricultor le
facilita el crecimiento, le evita peligros y la guía
hasta que está en aptitud de desarrollarse libre-
mente” (Ibídem).
El maestro Hostos puntualiza que para ense-
ñar no basta con conocer los sistemas pedagógi-
cos, que se requiere, además, “… conocer y tener
medios y recursos pedagógicos…” (Hostos, 1991,
pág. 65).
Como evidencia la presente argumentación,
en el Tratados de Lógica de Hostos, existe una es-
trecha relación entre epistemología positivista y
lógica, relación que le sirve de fundamento episte-
mológico en general y, de manera particular, para
su concepción científico-pedagógica.
Referencias bibliográficas
De Hostos, E. (1991). Ciencias de la Pedagogía (Nocio-
nes e Historia). Obras completas. Edición Crítica.
Tomo I. Universidad de Puerto Rico. Editora Corri-
pio, Santo Domingo.
De Hostos, E. (2010). Aporte de un Normalista. Archivo
General de la Nación. Santo Domingo, República
Dominicana.
Foro de Estudiantes sobre Positivismo y Ciencias Sociales.
(2005). Universidad Externado de Colombia.
Bogotá.
Moreta, Á. (2014). Tres Textos de Lógica del siglo XIX
Dominicano. Editora UASD, Santo Domingo.