26
FaCEtas Educativas
DE FONDO
portantes como los procedimientos formales de la
enseñanza.
Como en la escuela se dan relaciones interper-
sonales, y como la misma posee también un com-
ponente de socialización, que tiene sus normas y
reglas para el control de la vida cotidiana, senci-
llamente con el único objeto de controlar, vigilar
y castigar, tal y como lo planteó Foucault (2009,
p. 234), “el panóptico es una máquina maravillosa
que, a partir de deseos de los más diferentes, fa-
brica efectos de poder homogéneos”, para poder
tener el perfil de hombre o mujer que la sociedad
demanda, para poder mantener el statu quo so-
bre todo en las relaciones de poder como metá-
fora para explicar prácticas institucionales de re-
gulación, normatividad y sanción. Martínez (2005,
p.12) aporta que “el factor sustancial que regula
las relaciones en la escuela, lo constituyen las rela-
ciones de poder, la existencia de dependencia en-
tre profesorado y alumnado, la vivencia de la do-
minación y la resistencia ante el poder autoritario”.
Pero estas relaciones de poder solo son posi-
bles porque existe un entramado que lo permite.
En este sentido, la cultura escolar tiene una res-
ponsabilidad. En la cultura escolar se distinguen
dos elementos: la cultura organizacional y el am-
biente escolar. La estructura escolar se define
como un sistema organizado, procesos de toma de
decisiones, formas de participación y roles oficiales
de las personas involucradas o que lideran el pro-
ceso educativo (Ortiz y Lobato, 2003).
Para Schein (2004, p. 51), la cultura organizacio-
nal es:
un patrón de creencias básicas compartidas
que un grupo ha aprendido acerca de cómo
resolver sus problemas de adaptación exter-
na e integración interna, y que ha funcionado
lo bastante bien como para ser considerado
válido y, por tanto, es enseñado a los nuevos
miembros como el modo correcto de percibir,
pensar y sentir en relación con esos proble-
mas.
Partiendo de esa definición, podemos tener un
acercamiento al concepto de cultura escolar, en-
tendiéndose esta como “el conjunto de diversos
elementos: comportamientos observados de for-
ma regular en la relación entre las personas, nor-
mas de trabajo que se desarrollan en los grupos,
valores dominantes o aceptados como la calidad
del producto, filosofía política empresarial, reglas
de juego y ambiente de la organización” (Murillo,
2004; p. 21).
Según Stolp (1994, 29), la cultura escolar no
es más que “el conjunto de patrones de significado
que son transmitidos históricamente, y que inclu-
yen los valores, las normas, las creencias, rituales,
los mitos y las ceremonias comprendidas, quizás
en distintos grados, por los miembros de la comu-
nidad escolar”. A lo que Martínez Otero (2003, p.
16) agrega:
“… y que los identifican integrantes de ella y
lógicamente, les permite comprender y comu-
nicarse entre sí, siendo este sistema de signifi-
cados lo que generalmente estructura lo que
la gente piensa y, por tal razón, la forma en
que actúa, entendiendo que la cultura permite
grados de visibilidad a través de esos patrones
de significados y que igualmente es bastante
estable como para ser reconocida”.
Pero a la vez, la cultura es dinámica, y dentro
de las culturas, hay otras subculturas, y dentro de la
escuela se puede identificar la cultura de: estudian-
tes, personal administrativo, personal no docente,
madres y padres, y docentes. El clima escolar, por
otro lado, forma parte de la cultura escolar y se
refiere principalmente a las percepciones de los
miembros y miembras de la comunidad educativa.
Aunque la cultura escolar es sostenida por el
proceso de socialización particular de cada centro
educativo, es necesario establecer la diferencia en-
tre la educación y la socialización, frecuentemente
igualadas. La socialización es un proceso mediante
el cual la persona asimila las pautas culturales de
la sociedad en que vive. O sea, que están ahí ya